¿En qué consiste la monitorización de la integridad estructural?
La monitorización de la integridad estructural es un término que tiene diversas acepciones e implicaciones según la bibliografía a la que se acuda. Además, dependiendo de los autores se puede referir al mismo término como monitorización de la salud estructural (Structural Health Monitoring, SHM en inglés) o monitorización del estado estructural.
En el ámbito de este documento, se entiende monitorización de la integridad estructural como un método basado en sensores que recogen datos que posteriormente son procesados e interpretados. La finalidad es conocer en profundidad las condiciones y el estado de la estructura, conocer o aclarar algunos aspectos del comportamiento de una estructura, u obtener datos complementarios de la misma, así como llevar a cabo (a demanda del sistema de monitorización) acciones preventivas o correctivas de mantenimiento para aumentar la seguridad y garantizar su conservación. En muchas ocasiones se emplean los datos obtenidos para la creación de modelos estructurales.
Es decir, la monitorización es el conjunto de medidas destinadas a controlar y estudiar el comportamiento de una estructura a lo largo de un periodo de tiempo de forma continuada.
La monitorización a largo plazo es una herramienta de toma de decisiones que permite diagnosticar y clasificar patrones de manera confiable, haciendo posible un mantenimiento basado en datos, de cara a un control global de la estructura o de alguna de sus partes que se considera crítica o de interés.
La finalidad principal de la monitorización consiste así en sustituir el mantenimiento periódico por un mantenimiento adaptado a las condiciones de trabajo de la estructura, permitiendo incluso la evaluación de cambios de uso de la misma y la extensión de su vida útil; ya que la monitorización permite detectar anomalías a tiempo, haciendo posible adoptar medidas de mantenimiento y reparación de una manera más eficaz y segura, con un efecto directo en la reducción de los costes operativos.
No obstante, cabe señalar que hay algunas acciones de mantenimiento que deberán programarse y realizarse de forma sistemática, independientemente de la monitorización. Generalmente, son tareas de mantenimiento menores, en cuanto a que no afectan al comportamiento estructural de la obra, como puedan ser el pintado de barandillas, la limpieza de imbornales o la poda de árboles aledaños.