¿Qué acciones pueden llevarse a cabo para extender al máximo la vida útil de las estructuras de hormigón?

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Teniendo presentes los mecanismos de degradación del hormigón y sus armaduras, la existencia de otros factores que pueden acelerar dicha degradación, y los deterioros que derivan de ellos, lo cual se ha expuesto en el apartado anterior, resulta lógico pensar que la estrategia para extender la vida útil de estructuras de hormigón pasará por detectar dichos mecanismos de degradación.

Hasta hace unas décadas, generalmente, se llevaba a cabo un mantenimiento reactivo de las estructuras, actuando sólo cuando ya había aparecido el daño o se encontraba un deterioro muy evidente. Esto, lógicamente, es una opción para alargar la vida útil, permitiendo que la estructura no quede inutilizada tras aparecer un fallo o que acabe produciéndose un colapso con sus consiguientes consecuencias. No obstante, en las últimas décadas, se está optando más por el mantenimiento preventivo y predictivo, altamente implementado en el ámbito industrial y mecánico, llevando a cabo un programa de mantenimiento muy bien planificado y establecido, teniendo controlada y vigilada la estructura en todo momento, de modo que en cuanto aparece un comportamiento anómalo, o un pequeño defecto que pueda derivar en un problema, se pueden llevar a cabo los estudios complementarios necesarios y, si procede, las correspondientes actuaciones de protección, reparación y/o refuerzo.

En este sentido, cabe mencionar que es importante tener presente que no sólo los daños que comprometan la integridad estructural de la obra pueden generar problemas. Hay que anticiparse también al envejecimiento de todos los materiales que componen el hormigón, e identificar y subsanar daños que hayan sufrido algunos elementos de la estructura por accidentes o eventos puntuales (ejemplo, un golpe). Todo deterioro puede afectar al buen estado y funcionamiento de la estructura, no son sólo los daños estructurales.

 

Por todo ello, las inspecciones junto con la monitorización de estructuras son un gran aliado para extender la vida útil de las mismas, pues permiten tenerla controlada en todo momento y, de forma casi inmediata, son capaces de detectar un problema o potencial problema, aun cuando sea mínimo, para poder subsanarlo e impedir que progrese, causando daños mayores, y derivando así en actuaciones más costosas y complejas y en una potencial disminución de la vida útil.


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